jueves, 23 de septiembre de 2010

Maquiavelo 2. Biografía en tres partes.

2. Su Vida.
Nicolas Maquiavelo nació el 3 de mayo de 1469 -13 años después del fin oficial de la Edad Media-, en el seno de una familia de pequeños propietarios y letrados. Poco se sabe de sus primeros años de juventud, pero podemos decir que su educación influenciada por la vida y obra de su abuelo, que había sido Magistrado y notario de su misma ciudad de Florencia, fue puramente humanista, aumentada esta tendencia por el hecho de que gracias a la caída de Constantinopla en manos de los turcos en el año 1456, una oleada de refugiados bizantinos llevó de regreso a Occidente sus tradiciones grecolatinas. Ese momento crucial para el nacimiento de la Edad Moderna, conocido como Renacimiento fué el crisol donde se fraguó la personalidad de Nicolo Maquiavelli contemporáneo de personajes que representaron ese cambio en la cultura, fieles representantes del momento, que cuestionaron el mundo feudal y católico, creando nuevos horizontes para el desarrollo de la humanidad, cómo los artistas Leonardo Da Vinci, multidiciplinario autor de la Gioconda y la Ultima Cena; de Miguel Angel Bounarroti, autor de la escultura llamada “La Piedad”, de las pinturas en los frescos dela Capilla Sixtina o creador de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, de Boticelli y otros así como de Fernando el Católico, rey de Aragón, de quien se dice que es el Príncipe imaginado por Maquiavelo, por sus tortuosidades políticas que parecen confirmarlo:
“Hasta hay quien asegura que sirvió de modelo al florentino, o por lo menos lo disputa, y no sin cierto éxito, este privilegio a Luis XI y a Cesar de Borgia, paradigmas de cauteloso y ambicioso maquiavelismo”.

Así como también de Felipe de Francia y los príncipes Cesar Borgia (hijo del Papa Alejandro VI ) y Lorenzo “el Magnifico” Médecis, gobernantes de Italia.
Fue también contemporáneo del “Gran Capitán”, Gonzalo González, audaz militar español, que, al servicio de Fernando conquisto para este el Reino de Nápoles, y que, y que en un rasgo de nobleza, de genio o de inocencia, regresó al monarca derrotado, Fernando (de Nápoles) con la obligación de este a rendir pleitesía al marido -ya viudo- de Isabel de Castilla, lo cual hizo exclamar al abuelo de Carlos V, al conocer aquella magnánima decisión: “Otra victoria como esta y quedo arruinado para siempre”.
En el ámbito religioso convivió con personajes como Martín Lutero, fraile agustino que ocasiono el más grande cisma de la Iglesia cristiana; de Erasmo de Rotterdam -a quien llegó a tratar, parcialmente; quienes habían de ser los personajes prototipos del nacimiento de la “modernidad”, del Papa Alejandro VI, padre físico de los conocidos Cesar y Lucrecia de Borgia, el primero ambicioso príncipe que no dudaba en traicionar para acabar con sus enemigos y que en un momento de la historia de Italia parecía ser el indicado para unificarla., suceso que no se verifico debido a la muerte del Papa y de Cristóbal Colon y de Hernan Cortes, por nombrar tan solo a unos cuantos de quienes dieron vida y relieve a aquella etapa que a Maquiavelo le tocó vivir.
Y todos esos personajes -cuando menos- deben ser tomados en cuenta para entender y explicar, la vida, obra y pensamiento de Nicolas Maquiavelo, si es que se desea entenderlo de verdad y no quedarse, solamente, con una lectura superficial de su obra más conocida -el Principe- pues precisamente a la caída de Savonarola el año de 1498, que Maquiavelo paso a formar parte de la república de Florencia, como secretario de la Segunda Cancillería, de aquella república dependencia que hoy equivaldría a un ministerio de relaciones exteriores. Tenía entonces, veintidós años cuando realizo su primera embajada en Romaña ante Catalina Sforza, donde aprendió a no ser cautivado por la belleza femenina; después, fué enviado a Francia para solicitar protección para la República y ahí conoce las desventajas de depender de un ejército mercenario, pues el grupo franco-suizo que había contratado Luca degli Albizzini, delegado de Florencia se amotina e intenta asesinarlo.
Más tarde conoce a Cesar Borgia de quien observa y aprende, los métodos que utilizaba para acabar con sus enemigos, como lo describe en su capitulo De como el duque Valentino dispuso la muerte de Vitellozo Vitelli, Oliverio de Fermo, el Señor Pablo y El duque de Orsini, en el cual nos narra la traición de la cual se valió para acabar con aquellos que le impedían conquistar el centro de Italia, objetivo que no pudo avanzar hasta sus ultimas consecuencias, que rea la unificación de todos los reinos, provincias y repúblicas y ciudades de Italia, bajo un solo mando, por la repentina muerte del Papa Alejandro VI, -envenenado junto con su hijo- lo que obligó a que las fuerzas políticas de Italia volvieran a reconfigurarse, con lo cual entre los años de 1502 y 1506, Nicolas Maquiavelo asume las funciones de reclutador y organizador militar, de la ciudad de Florencia dándose cuenta de la importancia de tener un ejército propio y no mercenario.
Durante seis años de guerra, Florencia trató de no ser sometida, ni por Francia ni por España, pero sus autoridades y sus ciudadanos partidarios de la república no contaron con el deseo de sus antiguos señores, los Médecis, quienes, aliados tanto a Francia como a España se acercaron poco a poco a su ciudad. Y así en el año de 1512 regresan apoderándose del mando, no sin sacrificar violentamente a quienes se les habían opuesto Maquiavelo a punto de caer con sus amigos logra salvar la vida gracias a la intervención de Guiliano Guicasdini, famoso historiador y amigo suyo, quien gozaba de la consideración de los Médecis de quien fue consejero, pero quien no logra rescatarlo para el servicio publico, así que pierde su empleo y recibe ordenes de no abandonar Florencia. Poco después es acusado de conspirador y es torturado.
Durante ese retiro que va a durar diez años Maquiavelo escribe sus mejores y más conocidas obras como fueron Discursos a la Primera década de Tito Livio y El Príncipe pequeño opúsculo escrito casi al desaire por él, en el cuál, más que reflejar sus verdaderas ideas, lo que Maquiavelo trataba, era de conseguir trabajo.
Una “chamba” en la que el antiguo secretario -del ayuntamiento- florentino se propuso conseguir y así lo dice sin recato y sin embagues en su prologo, al escribir “El Principe”, obra en la cual sustituye a su principal personaje político, Fernando de Aragón, “el Católico”, por el hijo del Papa, Cesar Borgia, y que ha pasado a la posteridad como su trabajo más famoso y casi el único conocido, a pesar de haber sido un escritor prolífico, que, además de las arriba señaladas escribió una interesantisima “Historia de Florencia” un tratado militar denominado “El arte de la guerra” y una comedia jocosa de critica social “La Mandragora” así como cartas y escritos diversos en donde da a conocer su verdadero pensamiento con respecto a las instituciones que le tocó vivir y a los personajes de su tiempo
En su vida privada Maquiavelo era un hombre honesto, buen ciudadano y excelente padre, quien se entrega a quehaceres como talar bosques o pasar las tardes en una taberna en compañía de tahúres y beodos. Desde luego, ni era un santo, ni dejo de tener problemas en su familia, su esposa, mujer honesta, no dejó de molestarlo cuando el perdió su empleo y en su casa, por falta de ingreso suficiente, comenzaron a faltar las comodidades. Situación recurrente -como la mayor parte de los intelectuales- a lo que hace constantes referencias en sus Cartas a sus amigos más cercanos. Sus hijos, como sucede también muy constantemente -desde Socrates a Platon- a los hombres cultos, fueron mediocres de los cuales solo se recuerda su nombre por que el los menciona.
Desde luego, ante esa situación Nicolas no pudo dejar de refugiarse en aventuras sexuales y emocionales, circunstanciales o de corta duración, como haría cualquier hombre normal y él lo era.
Los diez años que duró sin tener empleose vio obligado a recluirse en una pequeña casa de campo no muy lejos de Florencia, a donde se había prohibido ir sin autorización de los nuevos funcionarios, y por lo tanto, sus compañeros de charlas y diversiones lo fueron siendo campesinos con los cuales acostumbraba jugar a los naipes a los dados “hasta encanallarse”- según el mismo lo dice -es decir apuesta. Mismos compañeros con los que se emborrachaba- producto de su soledad -hasta que, llegada la tarde, después de dormir su siesta, se levantaba para bañarse y acicalarse, para pasar la noche en compañía de sus verdaderos, permanentes y más grandes amigos: los personajes de los libros o sus autores. Socrates, Platon, Aristóteles, Ciceron, Dante, Seneca, Petrarca, por nombrar algunos de sus amigos, que nunca dejaron de asistir a esas citas, y bien que sirvieron.
Es en esta época cuando después de escribir El Príncipe, alguien le reprocha haber enseñado a los déspotas el arte de conquistar el poder, a lo que este responde que también había enseñado a los pueblos como se derroca a los dictadores.

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